“Pensó que sin darse cuenta, transformaba el oxígeno en suspiros. Y esos suspiros perdidos en el cielo añil, más tarde, acariciarían su rostro. Sentía que su alma engrandecía para dar paso a una nueva sensación. Sentada en la orilla de aquella playa, recordaba cada día y cada minuto de las anteriores semanas. Qué curioso el azar! No existían las casualidades y por algún motivo que desconocía, ese rincón la llenaba. De alguna forma su coche había tomado el desvío a la izquierda y más tarde a la derecha para llegar a un camino tortuoso. En ese punto vio un árbol enorme, bajó del coche y se dirigió con los pies descalzos hasta la arena húmeda. Al tenderse, sintió como las olas rozaban sus piernas, despacio. La espuma le producía un cosquilleo intenso y una nueva sensación nació en lo más profundo de su sexo. Su espalda se curvó al desplazarse el agua hacia el mar, para más tarde volver a acariciar sus piernas. El anochecer caía sobre su piel mojada. Cada instante sentía como aquellas pequeñas gotas saladas, se adueñaban más de su voluntad. Afloró una sonrisa celeste en su rostro. No podía luchar contra aquella atracción que la envolvía lentamente. O quizás sí podía, pero se dejaba llevar. Era cada vez un vai-ven más sugerente. Se empujó hasta dentro del agua y el mar, como una sombra humana, subió y bajó por encima de ella.”
Eva
28/10/2005
Eva
28/10/2005
La foto és de Luis Lucia - gràcies "anxoveta"!!
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