Translate

dilluns, 31 de març del 2008

Chuck Palahniuk - "El club de la lucha" (fragment)


Tenía que preguntárselo. Tenía que saber qué había estado haciendo Tyler mientras yo dormía. Si me despertara en un lugar distinto, en un momento diferente, ¿lograría despertarme siendo otra persona? Le pregunté a Tyler si era artista. Tyler se encogió de hombros y me indicó que los cincos troncos eran más anchos por la base. Tyler me mostró la línea que había trazado en la arena y la forma en que había calculado con ella la sombra proyectada por cada tronco. A veces te despiertas y tienes que preguntarte dónde estás. Lo que Tyler había creado era la sombra de una mano gigantesca. Sólo que ahora sus dedos eran tan largos como los de Nosferatu y el pulgar era demasiado corto, aunque me dijo que a las cuatro y media exactamente, la mano sería perfecta. La sombra gigantesca de la mano era perfecta durante un minuto y durante un minuto perfecto Tyler había estado sentado sobre la palma de esa perfección creada por él. Te despiertas y no estas en ningún sitio. Un minuto era suficiente, dijo Tyler; hay que trabajar duro para lograrlo, pero por su minuto de perfección valía la pena el esfuerzo. Lo máximo que podías esperar de la perfección era un instante. Te despiertas y basta. "

(Pintora Jackie Klein Dexier)

divendres, 28 de març del 2008

Jeannette Winterson – La niña del faro

“Salí a la calle tropezando con láminas de sol del tamaño de ciudades. El sol era como una multitud, era una fiesta, era música. El sol resonaba por las paredes de las casas y caía a plomo sobre los escalones. El sol tamborileaba el tiempo contra la piedra. El sol imponía el ritmo del día.”

Jeannette Winterson – La niña del faro (fragment)

“El barco estaba hasta la bandera de albaneses, cuatro generaciones de la misma familia: la bisabuela, reseca por el viento como una guindilla, piel de un rojo oscuro y un vivo temperamento; la abuela, reseca como un tomate al sol, dura, correosa, con la piel estriada por el calor, obligando a los niños a que le frotaran los brazos con aceite de oliva; la madre, húmeda como un higo violeta, toda ella abierta (la blusa, la falda, la boca, los ojos), una mujer abierta de par en par, lamiendo con los labios la rociada de sal que lanzaba el barco descubierto. Luego estaban los niños, de cuatro y seis años, un par de mequetrefes, sabrosos como limones.”

Charlotte Delbo – Auschwitz y después (Ninguno de nosotros volverá)



“Está la sed de la tarde y la sed de la noche, la más atroz. Porque, por l noche, bebo y el agua se vuelve de inmediato seca y sólida en mi boca. Y cuanto más bebo, más se llena la boca de hojas podridas que se endurecen.
O bien es un gajo de naranja. Estalla entre mis dientes y es sin duda un gajo de naranja – qué extraordinario encontrar naranjas aquí- la boca me sabe a naranja, el zumo se esparce por debajo de la lengua, toca el paladar, las encías, corre por la garganta. Es una naranja un poco ácida y maravillosamente fresca. El sabor a naranja y la sensación de frescor me despiertan. El despertar es horrible. Pero el segundo en que la piel de la naranja cede entre mis dientes es tan delicioso, que querría provocar ese sueño. Lo persigo, lo fuerzo. Pero es otra vez a pasta de hojas podridas convertida en argamasa que fragua. Tengo la boca seca. No amarga. Cuando se nota la boca amarga es que no se ha perdido el sentido del gusto, es que todavía hay saliva en la boca.”

dimarts, 25 de març del 2008

No desear

Ahí estás ya
Entras al mundo
por la puerta abierta
Y yo, sin llave
Los ojos cerrados
para no verte
No quedan palabras
No hay nada que decir
Ahí estás.
Llegas a mí
como una gran ola
Floto en la razón
Naufragan los silencios
Se ahogan mis gritos
El mar, y nada más

Març 2008

El vientre de la orquídea

“Yo no pinto sueños… Pinto mi realidad”
Frida Kahlo

Me siento vacía. Hueca. ¿Algo que no existe, puede odiarte? De la madeja, tomo el extremo de un hilo y tiro de él poco a poco. ¿Puedo deshacer todos los entuertos? Cada nudo es un olvido, una pérdida, un miedo, un sueño. Un no querer, un momento incierto. Mis venas, todas las arterias, están anudadas. Quiero borrar el día del calendario, olvidar la anestesia, las caras cubiertas con mascarillas. ¿Dónde fue lo que no pudo ser? Lo siento cada noche a mi lado. Remo. Remo por dos en una barca en la que navego sola. La corriente me arrastra y viro para evitar los obstáculos. Encallo, me precipito. Estando despierta, me hundo en un sueño y me ahogo. Cintas de colores salen de mi vientre. Pequeños caracoles excavan a mis pies. En la mano sostengo una orquídea marchita. Lucho contra la moral encerrada en mi piel. Con un bisturí quiero cortar todo lo que me enseñaron. Para poder seguir viviendo y que desparezca de mi ojo, el vacío que siento. Quisiera arrancar con los dientes las cintas que me unen a algo que no es, que nunca existió. ¿Porqué, ahora, me siento tan sola? ¿Cómo espantar la sensación de que me odia? Me pregunto cada instante si podré olvidar. Me repito una y otra vez que no fue muerte, fue no vida. El antibiótico en la mesilla. Cada ocho horas. La caja va vaciándose pero los hilos no se rompen. Permanecen, formando otros nudos. ¿Existe un lugar donde no ser? Sueño otra vez. Ando por un laberinto circular. Por un agujero miro hacia afuera y veo dos ojos babosos. Dos ojos ciegos con cuerpo de caracol. Me miro en ellos, buscando su consentimiento, pero el suelo se raja de parte a parte y resbalo durante horas por un hueco interminable. Me pregunto si existirá un magma húmedo y ardiente donde desaparezca la cruz de todas las caras. Un lugar donde la vergüenza está escrita en signos legibles. Las palabras que balbuceo son opacas, rocas que no puedo mover. Lucho para poder sobrevivir. Algo se ha roto. Cierro los ojos hinchados y veo los focos del quirófano. Son grandes círculos, como sandías. Tomo un pedazo y me sumerjo en el jugoso dulzor mientras escupo las pepitas. Sé que he hecho lo que debía hacer. Pero hacerlo me ha quemado por dentro. Me incendio y el humo me ahoga. Tengo llagas en las manos. Los grandes círculos de mi retina se convierten en dos viscosas serpientes que se devoran una a la otra. Y olvido. Me escupo en las manos y las úlceras se cierran. Mi cuerpo ya no es el mismo. Me siento como un contenedor vacío. Sucio de manos que extirpan y arrancan. Sólo soy un cuerpo en tránsito. Dejo de llorar. Ya no soy la misma. Quiero contarlo, pero no encuentro las palabras. Los diccionarios están en blanco. ¿Hay una forma de decir sin decir? Ahora ya no imagino cómo sería. No tiene nombre. Ni cumpleaños. Nada. Olvidar que ha pasado. Eso es lo que quiero. Pronto llegará el día que el hueco en mis entrañas se llenará. El vacío dejará de herirme y podré sofocar este incendio. Nace una orquídea. Las cintas se secarán y se desprenderán de mí, como un ombligo.

Eva febrer 2008

dimecres, 12 de març del 2008

GRACE PALEY

"La verdad, cuando encuentra su nivel, flota".

diumenge, 9 de març del 2008

Margaret Atwood - "El cuento de la criada" (fragment)

"En el estado de Gilead las criadas forman un estrato social pensado para conservar la especie. Las mujeres fértiles que integran esta clase, y que destacan por el hábito rojo con que se cubren hasta las manos, desempeñan una función esencial: dar a luz a los futuros ciudadanos de Gilead. Sin embargo, en un mundo antiutópico asolado por las guerras nucleares, gobernado por un código extremadamente severo y puritano, que castiga con la pena de muerte a quien se aparta del sistema y en el cual la mayoría de la población es estéril, engendrar no resulta fácil. Existe siempre el temor al fracaso y la amenaza de la confinación en la isla de seres inservibles más allá de las alambradas que rodean la ciudad y del alto muro donde cuelgan, para que sirva de ejemplo, los cadáveres de los disidentes. "

Gioconda Belli - "Siempre"

Siempre esta sensación de inquietud. De esperar más. Hoy son las mariposas y mañana será la tristeza inexplicable, el aburrimiento o la actividad desenfrenada por arreglar este o aquel cuarto, por coser, por ir aquí o allá a hacer mandados, mientras trato de tapar el universo con un dedo, hacer mi felicidad con ingredientes de receta de cocina, chupándome los dedos a ratos y a ratos sintiendo que nunca podré llenarme, que soy un barril sin fondo, sabiendo que "no me conformaré nunca" pero buscando absurdamente conformarme mientras mi cuerpo y mi mente se abren, se extienden como poros infinitos donde anida una mujer que hubiera deseado ser pájaro, mar, estrella, vientre profundo dando a luz universos, novas relucientes... y ando reventando palomitas de maíz en el cerebro, blancas motitas de algodón, ráfagas de poemas que me asaltan todo el día y hacen que quiera inflamarme como globo para llenar el mundo, la naturaleza, para empaparme de todo y estar en todas partes, viviendo una y mil vidas diferentes...Mas he de recordar que estoy aquí y que seguiré anhelando, agarrando pizquitas de claridad, haciendo yo misma mi vestido de sol, de luna, el vestido verde-color de tiempo con el que he soñado vivir alguna vez en Venus.

L'altre està en mi mateix (Vinyeta de Krahn)




Primo Levi - "Si esto es un hombre" (fragment)

Todos están escuchándome y yo les estoy contando precisamente esto: el silbido de las 3 de la madrugada, la cama dura, mi vecino a quien querría empujar... Les hablo también prolijamente de nuestra hambre, y de la revisión de los piojos, y del Kapo que me ha dado un golpe en la nariz...; pero no puedo dejar de darme cuenta de que mis oyentes no me siguen. O más bien se muestran completamente indiferentes: hablan confusamente entre sí de otras cosas, como si yo no estuviese allí...Tengo el sueño delante, caliente todavía, y yo, aunque despierto, estoy lleno de su angustia; y entonces me doy cuenta de que no es un sueño cualquiera, sino que desde que estoy aquí lo he soñado muchas veces...Me acuerdo de que ya se lo he contado a Alberto, y de que él me ha confiado para mi asombro que también lo sueña él, y que es el sueño de otros muchos, quizás de todos...¿Por qué el dolor de cada día se traduce en nuestros sueños en la escena repetida de la narración que nadie escucha? "

Primo Levi, nascut a Torí i químic de professió, fou deportat al camp d'extermini d'Auschwitz a començament del 1944. Fou un dels pocs que aconseguí sobreviure a la matança final quan els alemanys desallotjaren el camp perseguits per l'exèrcit soviètic. El llibre "Si això és un home" és la seva primera descripció del procés físic i psíquic de destrucció d'una persona. La vida quotidiana del Lager (camp) i les vivències del Häftlinge (presos) són vivament descrites: l'impacte del moment del tatuatge; els repetits moments de nuesa, treball, fam i fred; el definitiu moment de la Selekcja (selecció dels que havien d'anar a la cambra de gas). El 1987, gairebé cinquanta anys després de sortir del camp d'extermini, després d'haver donat testimoni en diferents llibres, en conferències i xerrades per a joves, Primo Levi es suïcidà.

El negro - Rosa Montero


Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequivocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que se ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcentrada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta baata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blancca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de la fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de la silla y una bandeja de comida intacta.

Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendecncia y paternalismo. Será mejor que nos liberemos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".

(La foto se titula "... sin distinción alguna de raza, color..." de Nill)