

Después, una palabra pareció repetirse a sí misma, una palabra suave y resonante, generada por la carne al deslizarse sobre la carne, una cálida, susurrante y equilibrada palabra: casa; estaba en casa, protegido, a salvo, y por lo tanto capaz de proteger: la casa que poseía y que le poseía. En casa: ¿por qué iba a estar en ningún otro lugar? ¿No era una pérdida de tiempo hacer cualquier otra cosa que no fuera eso? El tiempo se redimía, el tiempo asumía de nuevo todo su sentido porque era el medio para la culminación del deseo. "