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dilluns, 22 de juliol del 2013

Notas del libro de un escritor de Maldiciones y Hechizos (fragmento) - Marcia Douglas

"La mescolanza de una lluvia ligera envuelta en la neblina prologaba la espera de Madda junto a la puerta. Ella misma parecía la sombra de una hoja de plátano. Era una mujer de baja estatura, de alrededor de sesenta años, con los tobillos hinchados. Calzaba zapatillas remendadas de lona. Olía a tierra y musgo húmedo. Sus dientes cariados parecían haberse extraviado y sus labios haberse derrumbado hacia la sima. Sus palabras eran un mero ceceo. Madda nunca tendría dientes inferiores y el ceceo con el que saludó suavizaba todo el rigor hostil del mundo.

Caminé hacia ella, mis pies notaban la hierba húmeda. Madda abrió la puerta principal, poco a poco, como si fuera la portada de un libro de cuentos de la infancia y el patio estuviera lleno de flores, hibiscos, jengibres, lirios, magentas y buganvillas. Dos lagartos verdes se perseguían uno a otro a través de la baldosa y Madda los espantó con un rápido movimiento de su mano. ¡Gail y Robert, basta! Los lagartos desaparecieron detrás de los helechos y una flor cayó sobre el suelo.

Yo tenía catorce años. Me sentía como una niña pequeña observando el mundo por vez primera. Ella me llevó a la parte trasera de la casa donde había preparada una habitación con una cuna y sábanas limpias y frescas, una mesa de madera con un espejo ovalado y una lámpara de queroseno de pie en una esquina. En la pared del fondo había un calendario con una foto de un viejo mapa de Jamaica y la fecha de mi llegada, el 30 de noviembre con un círculo de tinta azul. La mesilla junto a la cama estaba cubierta de ganchillo y encima había un platillo con un mango duro tipo Bombay, una jarra de agua en el alféizar de la ventana con un crotón amarillo y rojo. Me quité los zapatos y los puse a un lado, mientras Madda ahuecaba la almohada susurrando para sí "pobrecita, debe estar muy cansada." Se fue, dejando la puerta entreabierta.
"



Las cosas que odio y otras exageraciones (fragmento) Ana María Shua

"Odio que me acaricien la cabeza

y que me escriban mal el apellido.
Odio toda la fruta excepto las cerezas.
Odio a los árboles porque tienen arañas
y a las películas dobladas en España.
Odio que nos visite gente extraña
porque me obligan a poner la mesa.
Y también odio que nos visiten conocidos
porque saben cómo se escribe mi apellido,
pero siempre me acarician la cabeza.
"