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dilluns, 28 de gener del 2008

La colección


De pequeña, nunca conseguí terminar ninguna colección. Durante años organicé mis vacaciones para iniciar alguna y salir de mi perpetua virginidad. Hasta el verano pasado. Contraté a través de una agencia de viajes un crucero por el Mediterráneo. Fue una difícil elección ya que se trataba de un viaje para solteros. Y después de dos “qué dirán” y tres “y yo que hago ahí”, decidí embarcare. Fue la mejor experiencia de mi vida! Creo que fue la noche del segunda día de crucero, en la que decidí qué colección quería hacer. La colección definitiva. La colección que todo el mundo envidiaría. Una colección que no hacia ninguno de mis amigos ni familiares: coleccionaría orgasmos. Sí, orgasmos. Orgasmos húmedos de noches de verano. Orgasmos bajo una manta en días lluviosos. Coleccionaría de los de retrete de avión o de estación de tren solitaria. Orgasmos redondos con hombres maduros, jóvenes bohemios y mujeres pantera. Orgasmos cortos y orgasmos largos. De sabor a menta o con olor a gel de baño. Orgasmos de sudor salado, oscuros, salvajes. Orgasmos de sube y baja. Orgasmos de aquí te pillo y aquí te mato. Como los de las películas, llenos de mantequilla. Orgasmos precoces o de los que no llegan. Me pasé el crucero haciendo una lista de orgasmos. Fue la última noche, sola en el camarote, cuando empecé mi colección. Todavía no he conseguido terminarla.
28/03/2007
Foto: Eva