"Traté
de hablarle a tu contestador con una voz cálida: Hola, Melanie. Soy
Manuel. Es domingo, son las cuatro de la tarde, te estoy llamando desde
mi casa en Miami. Conseguí tu teléfono en información. Espero que no te
moleste esta llamada. Te llamo porque voy a ir a Nueva York en dos
semanas y me encantaría verte. Si te provoca que nos veamos, llámame a
mi casa al 305 361 4020. Me encantaría saber de ti. Si no, te mando un
abrazo, espero que estés muy bien, te recuerdo siempre con mucho cariño.
Chau, chau. Me sentí bien de haberte llamado. No dudo que habrás notado
mis nervios, mi inseguridad. Odiaría que hayas pensado: otra vez el
pesado de Manuel entrometiéndose en mi vida, para luego escribir sobre
mí. Te llamé simplemente porque te extraño. Y no me atrevo a decirte que
nunca más escribiré sobre ti. Quizás siempre escriba un poquito de ti,
sobre ti, pensando en ti. Es lo que estoy haciendo ahora. Es una manera
de decirte que, aunque no me llames y no me hables más, siempre te voy a
querer. Esta mañana me levanté a las diez –tú sabes que soy un dormilón
y que adoro levantarme tarde y sin prisa-, bajé a la cocina y vi
apenado que el teléfono no había grabado ningún mensaje. Todavía no me
has llamado. Sé que no me llamarás. Por eso me he sentado a escribirte
esta carta."
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada